Adentrándonos en la dehesa de Valdehúncar mientras seguimos la senda de «La Muralla», encontramos esta mole granítica que atrae todas las miradas.
«Una formación rocosa que destaca por sus grandes dimensiones y desde cuya cima se puede otear un esplendido paisaje»
A su alrededor encontramos un entorno de singular belleza, conformado por encinar, monte bajo, canchales y vaguadas que, con las aguas del embalse de Valdecañas al fondo, conforman una estampa digna de admiración.
Pero no solo es este un lugar para el deleite de los sentidos, pues también cuenta con mucha historia; pues el cancho hizo las veces de atalaya en tiempos de la Reconquista, para la vigilancia de la frontera del Tajo.
La visita es más que merecida y el paseo hasta alcanzar su posición una actividad perfecta para pequeños y mayores que deseen conocer un poco mejor el entorno que les rodea.